Etapa 19 del Giro de Italia, con 185 kilómetros cuatro puertos de montaña, Saint Antonio Di Susa, Colle delle Finestre, Pragelato y Sestriere
Lo que mostró Froome en el monte Zoncolán ? el infierno italiano- fue solo el aperitivo para el plato principal que se vivió en la etapa 19 del Giro de Italia. Aquel 25 de mayo de 2018 fuimos testigos del ataque legendario más importante en la historia moderna del ciclismo, cuando Chris Froome atacó al grupo de favoritos y se fue en solitario a 80 kilómetros de meta.
Era el segundo día de montaña del tríptico alpino, y fue ahí donde se decidió quien sería el ganador de la edición 101 del Giro de Italia. Los del Sky impusieron un ritmo imposible desde el inicio de la carrera, uno a uno iban cayendo los soldados de Froome, para el inicio a la ascensión del Colle de la Finestre, ya estaba seccionado el pelotón, el líder de la clasificación general Simon Yates ya perdía tres minutos y perdía cualquier posibilidad de conservar la playera rosada.
Fue ahí, en el Colle de la Finestre, un puerto de montaña de 18 kilómetros con pendiente media del 9.2 % de inclinación y casi nueve kilómetros sin asfaltar, cuando se dio el ataque, del pelotón no quedaba nada, solo se seguían los pasos Tom Domoulin (el campeón defensor), Thibaut Pinot, ambos segundo y tercero en la clasificación general, Richard Carapaz y Miguel Ángel López quienes peleaban por la playera del mejor joven, entonces justo a 80 kilómetros de meta entrega armas el último gregario del Sky, el ataque Froome fue en solitario, promediando 350 watts con 89 revoluciones por minuto para coronar el puerto más alto de la carrera italiana, la cima Coppi, donde ya abonaba 39 segundos de diferencia con Tom Domoulin.
Un error de Domoulin para el descenso, al esperar al compañero de Thibaut Pinot, le costó que Froome pudiera sacar más dos minutos de ventaja, y entonces para el inicio del último puerto de montaña en Bardonecchia, Froome ya sacaba más de tres minutos de ventaja sobre el grupo perseguidor.
Los últimos siete kilómetros con pendiente media del 9.5 % fueron atacados por Chris Froome aún en solitario, pero con la ilusión de ser el virtual líder del Giro de Italia, y fue entonces que coronó el puerto de Jafferau haciéndose no solo de la etapa, sino de la playera azul y tomó el rosado que defendió al día siguiente y mostró con su equipo en el desfile de Roma para mostrarle al mundo que él entraba en el selecto grupo de ciclistas que han ganado las tres grandes de forma consecutiva, escribiendo su nombre junto con Eddy Mercks y Bernard Hinault.
Hoy se cumplen dos años de aquella histórica azaña, dos años desde que Froome ganó su última gran vuelta, dos años de haberse vestido con la hermosa maglia rosa.
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